MEDIACION Y PROTECCION DE DERECHOS DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES: “NUEVA  VISION DE JUSTICIA”. 

Nuevas alternativas de Justicia priorizando la vida, los vínculos...con palabras de aliento y buscando nuevos caminos”

El día 13 de Noviembre del corriente, se pudo concretar en el CE.PU.ME.JU una nueva experiencia, en donde “Juan”y “Ana” (las partes en conflicto*) se reunieron asistidas por un equipo interdisciplinario conformado por la Mediadora (abogada) Adriana García Civalero y la Co- mediadora (psicóloga) Carlota Quintela. Dicha participación  estuvo motivada por la necesidad de ampliar la mirada e integrar saberes provenientes de diferentes disciplinas, en un espacio en el que atañe la condición humana, el sufrimiento y la queja. La interacción entre ambas especificidades,  permitió junto a las partes y sus abogados, establecer un ambiente humanizador, distendido, que favoreció el dialogo, la escucha y la circulación de la palabra.  Dicho intercambio  produjo sensaciones, afectos y efectos que permitieron co-construir, nuevas significaciones y  alternativas consensuadas y satisfactorias no solo para Juan y Ana, sino también para sus hijos. Esta experiencia enriquecedora permitió  re- encauzar la situación familiar problemática que acudió a la mesa de mediación, poniendo de manifiesto que los resultados obtenidos fueron sostenidos por la dinámica comunicacional  que se desarrollo en la misma. 

El proceso se inicio por el requerimiento de “Ana “en relación al pedido de alimentos y un régimen comunicacional de sus hijos para con su padre “Juan”. Luego de mantener dos audiencias conjuntas, la mediadora evaluó la presencia de malestar emocional en una hija de 10 años: “María”. Los padres expresaban: “se halla indisciplinada y no la podemos manejar”. María ocupaba el lugar de “objeto” en la disputa de sus padres, estos solo se acusaban mutuamente sin poder ver lo que le estaba sucediendo a su hija. A partir de allí se planteó la necesidad de incluir un proceso de  co- mediación. 

 La modalidad de trabajo si bien estuvo centrada en los padres, se focalizó en las necesidades, intereses y derechos de sus hijos. 

 Asistidos por las mediadoras, Juan y Ana, a partir de su empoderamiento, y de su capacidad de ayuda colaborativa, lograron acordar y establecer, en función de las necesidades  de sus hijos, y de la asunción de sus responsabilidades parentales, un régimen de contacto y comunicación. Ambos padres pudieron reconocer a sus hijos como personas, hablar de ellos, centrase en su identidad, sus necesidades y  sus vínculos. Juan y Ana consideraron  el sufrimiento, el malestar y  las conductas desafiantes de María.   

Este proceso de mediación posibilitó, ir  más allá de un acuerdo de un régimen comunicacional entre partes , dado que ambos padres pensaron en asumir sus obligaciones respecto de sus hijos, en pos de su desarrollo, bienestar emocional y protección integral de sus derechos, observado esto a través de los compromisos asumidos por Ana y Juan en mantener la continuidad de las relaciones con la familia extensa y en los aspectos relativos a escolaridad, salud (control médico- abordaje psicológico), vivienda y  participación de actividades recreativas y extra escolares.  

Esta experiencia de co- mediación, nos generó interrogantes que nos llevaron a pensar en la posibilidad de adoptar otras metodologías alternativas de resolución de conflictos.  He aquí un nuevo desafío a tener en cuenta como mediadores: “la importancia del protagonismo de los niños en los procesos de mediación”.  Abrir nuevos horizontes y plantearnos la posibilidad de incluirlos y empoderarlos como personas involucradas en el conflicto. Ellos son parte de este sistema familiar y el conflicto los atraviesa. 

 Dar participación a los niños en el proceso de mediación implica reconocerlos como sujetos de derechos y tener en cuenta el Interés Superior del Niño, el que es invocado en la C.I.D.N,  en nuestra ley nacional ( Ley 26.061) y provincial (Ley 2.703) de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, como así también en el Código Civil y Comercial de la Nación. Su actual reforma ha  otorgado un nuevo marco jurídico a la infancia  posibilitando la aplicación concreta del derecho de los niños a “ser oídos y a que su opinión sea tenida en cuenta en todos los asuntos que le afectan, dándole la oportunidad de ser escuchado  en todo procedimiento judicial y administrativo.”  

Podemos pensar a la mediación familiar como un espacio que garantice al niño la posibilidad de opinar y expresar sus sentimientos libremente, sobre aquellos asuntos familiares en el que se haya involucrado. El niño al ser escuchado se siente persona, querido y amparado. Pero oírlo no significaría aceptar incondicionalmente su deseo. Ni el niño, ni sus padres deberán pensar que es él el que “debe” elegir;  de lo que se trata es de tener en cuenta sus argumentos, la decisión es de los adultos responsables. Desde ese mismo espacio sería importante además, informarle acerca de las decisiones adoptadas y concernientes a su futuro, teniendo en cuenta su edad y nivel de desarrollo evolutivo. 

 Para todo ello es necesario brindarle condiciones favorables desde la voluntariedad, confidencialidad, escucha activa, atención, interés y contención para que pueda el mismo participar de forma activa y creativa de su vida familiar. 

Incluir a los niños en la Mediación nos  posibilitaría a los mediadores obtener una visión más integral,  mayor información de las interacciones familiares y del conflicto, por ende nos permitiría  generar,  junto al grupo familiar,  mejores alternativas de resolución a su conflicto.  

Concluimos que, esta nueva visión de justicia, de abordaje en los vínculos con peso de Ley,  nos permite a los mediadores, desde un lugar de terceridad, partir del desencuentro,  facilitar la re – organización, asegurando la continuidad de las relaciones familiares,   durante y después de la presentación del conflicto, teniendo de esta manera sus efectos dinámicos. 

Adriana García Civalero. Abogada. Mediadora

Carlota Quintela. Psicóloga. Mediadora.-

*se cambiaron los nombres, respetando la confidencialidad.